domingo, 18 de noviembre de 2012

I'm just a bloody normal bloke.





…estoy harto de todos estos hueones que dicen escribir, amar la literatura con su pendejo discurso contracultural… son iguales a los tarados con que tuve que lidiar en el colegio y después en la U… siempre lanzándote un salvavidas para incluirte en sus conversaciones estériles… charlas en las que desde un principio no quisiste estar…por eso siempre he querido borrarme… viajar mucho y construir una vida en otra parte… y ahora estoy aquí… como idiota, organizando encuentros, trayendo a esta ciudad estúpida a tipos indeseables que hablan pura mierda… basura demasiado barata… tan así que no vale  repetirlo… demasiado empapados de sí mismos y queriendo a cada momento ser el centro de otros tarados que no invitaste… porque de hecho… no sirven, sin embargo, siempre aparecen… no a la actividad, no a las cagonas lecturas sino a la jarana posterior… trabajas para ellos y para los que felan el ego de los payasos… uno hablaba de la pérdida de sus prejuicios occidentales en la selva, no sé si en manaos o iquitos… y me acordé de Piglia contando como Macedonio viajó a la selva y trabajó allá como cobrador de impuestos o algo por el estilo y cómo toda esa experiencia de un paraíso virgen, lejos de la sociedad fue el molde para su escritura… para alcanzar aunque fuese inmaterialmente ese no lugar… ando en las mismas… por último, si la selva no se tragó y vomitó a ese imbécil que no sé por qué culiada recomendación terminé trayendo… al menos que me trague a mí como lo hizo con Cova…

Recuerdo… y no estoy muy seguro… aunque debe haber sido por eso que nunca le dije a mamá, que la última vez que vi a mi viejo no fue cuando lo echo de casa, sino hace cinco años cuando estaba a punto de embarcarme a México en gira de estudio. Pasó a saludarme al aeropuerto de Santiago. Fue solo, pues su Jenny acababa de tener a Sussy. Me tomó por sorpresa, me dio un abrazo un tanto torpe pero emotivo, me hice el hueón pues estaban mis compañeros, sin embargo, me quebró. Carolina se dio cuenta y buena onda como siempre sacó a los pajeros y sapos rugbistas de allí. Era la única de ese lote a la que le contaba mis atados y durante toda la secundaria fue la única persona además de mi hermano y vieja que me importó en realidad. Era mi idea de lo que debía ser el amor. Era un mono iluso, no tenía remedio.

…Me observa tras un ventanal, han pasado muchos años desde esa tarde en Santiago… tarda en reaccionar y parece considerar no prudente el acercarse. Saco el ticket para pedir mi bolso, la cola es inmensa y los funcionarios del bus unos incompetentes… un caos tolerable de cualquier modo.

Pienso… qué hago acá… por qué estoy con ellos y los años de odio regresan… odio a todo y todos… risas estúpidas… profesores de educación física que eran unos cojudos como diría si hubiese seguido viviendo en lima, acá son unos simples culiados igual que sus regalones los rugbistas… y las minas, grupis con comentarios huecos de inclusión … iguales a los de estos que se autodenominan poetas… ello no habla muy bien del gremio… estás bien brother… por qué esa cara, toma un poco de vodka hermano o es que mi trago es demasiado barato para ti… el culiado aburrido… déjalo a este cabrón… es un antisocial del carajo…  pajero de mierda… pero allí estuvo ella… en esos años fue la única razón para soportar muchos lugares indeseables y sábados en la playa viéndolos beber, teniendo que tomar con estos y escuchar una y otra vez los mismos chistes… pero luego no fue suficiente… además ellas siempre prefieren a los chicos malos, al que ríe más fuerte… al imbécil que sólo sirve para la carcajada y el doble sentido… chocando puños con sus compadres y dando recetas para pasar la caña… y tú… tú eres demasiado grave para tu propio bien… el tedio, el dolor, una pregunta que hiere y amarga a cuantos te rodean…una jodida nube negra como ese personaje de Charlie Brown, el sucio, al que siempre una bruma de polvo y mugre lo acompañaba…

Demasiado harto del mundo… lo recuerdo bien… creí que la universidad sería distinta… no hay salidas, sólo puertas que conducen de un cuarto a otro… y algunos tiempos fuera que dan sentido y sobreponen la mierda que abunda…

…lucía viejo, cansado, incluso gordo  pero da la impresión de ser feliz, muy distinto a como salió de casa esa tarde de sábado cuando mamá lo echó cagando. Ese día fue una real cagada, el espectáculo más patético que he visto. Gritaba que estábamos equivocados, que él nos probaría que todo era mentira, que nos amaba y que el tiempo le daría la razón. Se llevó su vida en una caja de cartón, me dio un abrazo y dijo que le daba pena lo ocurrido, que era probable que no nos viéramos por un tiempo y que yo crecería y eventualmente entendería todo. Me dijo con seguridad que estaríamos bien, luego se subió a un taxi y los tres lo vimos partir. Rodrigo cargaba a su hija recién nacida, Diego puso su brazo sobre mi hombro y yo no entendía mucho pero no quise llorar, pensaba en mamá más que en él y sin dudarlo dije cuando el taxi ya no se veía. –Este conchasumadre cree que somos huevones, se caga a mamá y viene a decir que el tiempo le dará la razón. Rodrigo se empezó a reír y entró a la casa. Diego me miró como diciendo, pendejo de mierda qué chucha sabes de la vida…

Qué sabes de la vida… piensas dejar derecho… no seas estúpido… abandonar tres años de estudio… tres años de sacrificio… y cuál es tu plan a largo plazo. No pensarás seguir con eso de la escritura… te digo al tiro que yo no me anotó para eso…  -(Entonces ándate a la conchadetumadre) me hubiese gustado decirle a esa perra insensible… pero en ese momento pensé que la amaba… tiempo después al topármela en la calle se lo diría de forma más sutil… hacerle saber que me arrancó el corazón y lo lanzó a una cesta… como esa vecina de Bart que prefería a Jimbo… ellas aman a los chicos malos… a los estúpidamente malos… no me di cuenta pues a nosotros nos encantan las locas de mierda … en el fondo estaba más peludo y viejo, pero seguía siendo un mono culiado chico sin remedio…

Sabes… no sé que quiero en la vida… Quizá no mucho… pero sé que no quiero… recuerdo haberle dicho a Carolina esa noche en la playa… faltaban menos de seis meses para terminar el colegio… no tenía idea que vendría después… no quería pensar en ello y ahora que estoy por encima de aquellos días… parado, recordando, yendo y viniendo… preferiría retroceder como Marty Mcfly y decirme al estilo Biff Tannen golpeándome la cabeza… hey imbécil… hay alguien allí… hay alguien allí… despierta…

 -¿Cómo has estado hijo? Diego me llamó y me contó que estarías por acá y que vas rumbo a México de gira. –Hablaba con naturalidad, como si nos hubiésemos visto en la mañana y no hace tres años sin mediar, aunque prometió que todo estaría bien, una puta llamada desde entonces.

Me invitó a desayunar con su usual desparpajo, me compró un café que me quemó la lengua y quiso hacerse el divertido. Estuvimos sentados en un doggy`s, yo dije muy poco, me pasó trescientos dólares e hizo un gesto con las cejas. También me regaló algunos de sus mejores consejos para pescarme a mis compañeras ebrias pero siempre con cuidado por eso era necesario que comprara unos preservativos pues nunca se sabe cómo se comportan las muchachas lejos de casa, incluso esas que no te agarran ni para el hueveo pues te han visto por años como el pajeado y raro del curso. Le di otro abrazo y no lo volví a ver hasta Lima y sólo porque sentí la necesidad de hacer esa parada. … aún no me explico… quizá era parte del efecto de dejar la carrera, ser dejado por una huevona que valía callampa, o la nostalgia imbécil de un edípico al uso… así me calificó una pendeja de psicología de la U que me invito a salir un par de veces… otra lunática más para la colección… 

-Estás bien… algo te pasa -Sólo recuerdo que pude apoyar mi cabeza en el hombro de Carolina, no quería llorar y tampoco quería estar vivo… ella puso su cabeza sobre la mía e introdujo sus dedos por entre mi cabello y nos quedamos en silencio viéndolos reír… ese ha sido uno de los momentos más grandes de mi vida, semanas después empezó a salir con el tarado que organizaba las fiestas, el capitán del equipo de rugby… ese día cuando Juan Carlos me lo contó… supe que la única forma de borrarme era siendo escritor… Ahora ella tiene dos hijos, vive con su madre y es psicóloga en nuestra ciudad, uno de los niños lo tuvo antes de salir del colegio… nunca quiso decir quién era el papá… y yo… yo la recuerdo y organizó encuentros literarios con sacos de hueva similares a los que odiaba en esos años… fui un estúpido, les di demasiada importancia… la suficiente  como para que me jodieran… muy parecido a lo que sigo haciendo al beber con los poetas y darles tribuna… poco ha cambiado… al menos puedo contarlo…

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