cuántas veces soñaste
con ese cuerpo de niña sobre tu entrepierna… herido por el roce en esas
cavidades sin nombre, húmedo y a la espera… los
injertos están listos – tenemos a los especímenes en fila, usted decide cual
quiere llevar… tantas noches deleitado por la idea de cortar tu cuello y
hundirme allí… desgarrar, nutrir atravesando los músculos, tirita y los ojos
ahogándose… el maquillaje se escurre… y
voy golpeando su garganta… de la boca cae un liquido blanquecino y parece que
la mirada le fuera a estallar, enrojecida, sus nalgas parecen arder y solo
puedo seguir golpeando… hemos tomado las
muestras de la calle… están desinfectadas y han sido debidamente adiestradas en
el arte de amar, hemos removido además las partes que nos impedían doblegar su
voluntad… el control será de todos
modos entregado una vez efectúe el pago y firme el contrato que garantiza su
adhesión a nuestro selecto grupo… cuántas tardes encerrados repitiendo los
mismos juegos… como dos niños que reconocen lo oscuro de olerse, de corretear
con la lengua sobre un cuerpo tendido, estéril a simple vista pero lleno de sabores…
cuajar la sangre e ir abriendo caminos que terminan con el cuchillo contra algún
hueso… alimentamos los gemidos y su secreto… magnifica elección.. tirada en el suelo… con la mirada en el techo
y esa sonrisa artificial que le han tatuado… dispuesta a escuchar y entregar el
calor de sus pechos diminutos… a esta la
encontramos viviendo en un vertedero del sector sur, estaba desnutrida y con
bronquitis… pero nuestros médicos y el Dr. Arrizabal, nuestro nutriólogo, se encargo de sacarla adelante… muchas veces no
tenemos esa suerte… sabernos amados sin condición,
ser un salvador… estamos haciendo un
servicio a la sociedad, rescatando a estas víctimas, abandonadas por sus familias, pobres criaturas… te susurro al oído
y de buena gana recibes todo el peso de mi cansancio…es la única forma de dar utilidad a aquellos que sus propios padres
consideran despojos… vivía con una comunidad de viejas que recolectan y venden
cartón… pura, esperando mí auxilio… sería
peor que muriese en la calle como cualquier anónimo, no cree… sólo dios sabe cómo terminan, vendiendo sus
pobres cuerpos, su integridad a terceros, que imagen más repugnante, pero ella
tuvo suerte con nosotros, y ahora con usted… que sabrá cuidarla y darle lo
mejor, no es así… la espera acaba y cuántas veces… tenemos la suerte de…
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